Capítulo I, Enero 31 de 2606 – El Inicio
«La contaminación del planeta es sólo un reflejo exterior de una contaminación psíquica interna: millones de personas inconscientes sin asumir la responsabilidad de su espacio interior».
Eckhart tolle
La historia que voy a contarles es parte de mi propia historia y la de mi pueblo, Atlantis. Y sí… toda esta historia comienza en Atlantis. Mi inspiración para hacerlo nace por una parte, del recuerdo vivo de mis estudiantes, quienes un día, hace ya más de 90 años, me pidieron que les relatara su origen, su historia y, por otra, como una forma de dejar un legado, un testimonio escrito para aquellos seres que en el futuro podrían aparecer en el planeta o podrían venir de otro, pero que su nivel de desarrollo espiritual aún no les permitiría acceder a la memoria de la naturaleza para ver directamente lo que le ocurrió a este planeta y a sus habitantes.
Mi nombre es Zoltan Oversen Biró. Tengo 125 años y estoy muy próximo a cumplir mi ciclo vital de 140 primaveras, que corresponde al período natural de tiempo máximo que todo ser humano puede vivir en el planeta Tierra. Soy descendiente directo de Ivo Oversen considerado el padre fundador de la nueva sociedad de Atlantis. Mi padre, Alessio Oversen de origen sueco y mi madre, Imara Biró de origen húngaro, fueron quienes nos criaron a mi hermana Sza Sza y a mí, dándonos todo el amor y dedicación que unos padres devotos pueden darle a sus hijos. A pesar que ya dejaron este mundo hace un tiempo, seguimos en contacto con ellos en el plano astral.
A los 20 años me casé con Mayla Brunner y tuvimos 3 hijos, Alessia en recuerdo de mi padre, Anouk y Jonas. He sido durante gran parte de mi vida un maestro en la escuela Oversen, donde he dedicado todo mi esfuerzo a orientar y enseñar a los jóvenes a desarrollar sus capacidades mentales, sobre todo la telepatía y la proyección de la consciencia a lugares remotos. Nací en la hermosa Atlantis y he vivido ahí durante toda mi larga existencia.
Atlantis es un pequeño pueblo, donde viven aproximadamente 12 mil personas. Está ubicado a las orillas orientales del reconstituido lago Lemán y desembocadura del río Ródano, en las inmediaciones del antiguo y destruido pueblo de Port Valais, en lo que era el antiguo país de Suiza. Fue construida aproximadamente 432 años después de la gran catástrofe que ocurrió en nuestro planeta en el año 2012. Sus vistas hacia el lago, sobre todo en los atardeceres llenan el alma. La gama de colores que se forma en el cielo cuando la luz del sol se refleja en las nubes le otorga una majestuosidad extraordinaria a todo el lugar. Su arquitectura es hermosa y estéticamente muy armoniosa con su entorno, ya que combina maravillosamente bien las construcciones artificiales realizadas por sus habitantes con las efectuadas por la naturaleza. Sus casas y edificios siguen un patrón circular rodeadas de extensos jardines de una abundante combinación de colores producidos por las variadas especies de plantas, flores y árboles frutales, donde cohabitan con una innumerable diversidad de insectos, animales silvestres y, por supuesto, con nosotros los seres humanos, todos viviendo en un estado de comunión, colaboración y conexión permanente. En Atlantis todos son importantes, todos son respetuosos y cada uno aporta lo mejor de sí mismo para que la comunidad completa, de todos los seres vivientes que la comparten, disfruten plenamente de la vida en todos sus diferentes aspectos.
Cada ser vivo tiene su lugar, su razón de ser, todos son valorados porque la vida, en sí misma, es un gran valor y no puede ser destruída o desperdiciada. Vivir es un privilegio, el cual es y deberá siempre ser protegido. El amor es la energía que fluye y prevalece. Ya nadie vive en ese estado permanente de sobrevivencia, con ese sentimiento constante de que todo lo que nos rodea nos amenaza, sentimiento que tanta opresión y sufrimiento le impuso a la naturaleza y a los seres humanos antes de Atlantis, estado que lamentablemente siempre sacó lo peor de nosotros como especie: sobrevivir a costa de lo que fuera necesario, sin importar el bienestar de los demás.
Antes de continuar quiero aclarar a los lectores que aún cuando soy un protagonista directo, la narración de esta historia la haré indistintamente en tercera o primera persona.
Así que como dije al inicio, todo comenzó en Atlantis, a mediados del siglo XXVI, con la insistente petición de Ergon, uno de los muchachos que era parte del grupo que estaba a mi cargo en la escuela Oversen.
-Zoltan, Zoltan, por favor… cuéntanos la historia de nuestro pueblo, por favor, por favor te lo pido… imploraba de rodillas Ergon en el jardín de la contemplación de la escuela Oversen, gesticulando animosamente para darle mayor fuerza a su petición. El era un muchacho de tan sólo 10 años que era parte de un grupo de 12 estudiantes a los que Zoltan apoyaba en el desarrollo y fortalecimiento de sus habilidades telepáticas.
Los niños de la sociedad de la mente eran muy diferentes a los niños del siglo XXI. Ellos nacían con sus facultades mentales muy desarrolladas, lo que les daba una capacidad de entendimiento muchísimo mayor, incluso que los adultos de esa época. Ellos sólo necesitaban la guía de sus maestros para desarrollar todo su potencial mental, emocional y espiritual de una manera más armónica y consistente en el tiempo. Los jóvenes alcanzaban su madurez a los 14 años de edad, tiempo en la que su cerebro completaba su proceso de maduración, situación en la que antes de Atlantis se producía más o menos a los 28 años.
Aunque los niños eran muy desarrollados, jamás perdían su capacidad de jugar y de enfrentar las cosas de esa forma. Tampoco había malicia en ellos y se mantenían en un estado de inocencia queriendo siempre ayudar y guiar a otros seres en su desarrollo. Eran niños que estaban en la búsqueda constante de conocimientos y experiencias, actividad que los realizaba y los hacía superarse constantemente. Toda actividad en la que participaban era motivo de aprendizaje, de desarrollo. Eran muy especiales, llenos de energía y entusiasmo.
La Escuela Oversen, tenía alrededor de ella varios jardines dedicados a diferentes actividades de entrenamiento mental. Estos eran espacios circulares de un perímetro aproximado de 9 metros, en los cuales había un semicírculo que estaba flanqueado por un tupido seto de vegetación que permitía separarlos de los otros jardines y, el otro semicírculo que completaba el espacio, era abierto y sus vistas daban hacia el lago Lemán o hacia el hermoso parque de Las Hadas que circundaba a todo el recinto de la escuela.
Estos jardines, a parte de ser muy hermosos por sus variedades de plantas y flores, habían sido creados y consagrados para realizar ciertas actividades específicas, como el jardín de la meditación creado para facilitar los estados meditativos, el jardín de la relajación hecho para su práctica, y así sucesivamente varios otros más, como los jardines de la contemplación, de la experiencia astral, de los Espíritus Elementales, de la creación mental y varios otros. Todas las prácticas se hacían sentados o recostados sobre la hierba y habitualmente descalzos para facilitar el contacto con las energías que emanan de las profundidades del planeta, permitiendo así una mayor conexión espiritual con toda la creación.
Y así, Zoltan, pensativo, visualizó por un instante toda la historia transcurrida desde la destrucción casi total del medio ambiente terrestre, más o menos 540 años antes y dijo a Ergon y a sus compañeros…
-Bien, aunque en el futuro todos podrán acceder a la historia de nuestro planeta y de nuestro pueblo directamente desde los archivos Akashicos, siéntense todos formando un círculo a partir de mí que les voy a relatar nuestra historia.
-Gracias, gracias, gritó Ergon, pero hazlo con palabras por favor, no uses la telepatía.
-De acuerdo dijo Zoltan con una sonrisa, lo haré como tú lo pides si es que todos los demás están de acuerdo.
-¡Siiiiiiii!, dijeron todos los muchachos al unísono. Sus edades fluctuaban entre los nueve y los doce años.
El lenguaje hablado, si bien aún se utilizaba, era común que todos se comunicaran por medio de la telepatía. Esta forma de comunicación era completa, no permitía la falsedad y, por tanto, era veraz, era eficiente, no dejaba espacio para las malas interpretaciones y era prácticamente instantánea. Las palabras en cambio, eran todo lo contrario, pero su uso, permitía desarrollar la imaginación, ya que dejaba espacio a la subjetividad, para que cada cual interpretara e imaginara a su gusto el relato o la idea que se transmitía. La telepatía no permitía eso, ya que el mensaje era lo que era, sin más. Por eso los muchachos pedían a Zoltan que usara el lenguaje hablado para contarles la historia, era más entretenido.
Y rápidamente los muchachos se sentaron formando un círculo iniciando y terminando con Zoltan, tal y como les había indicado. Y así, con un tono solemne, Zoltan comenzó diciendo…
-Atlantis es un pueblo que reúne a casi todos los pocos sobrevivientes terrestres; seres humanos y algunos otros animales y plantas que lograron sobrevivir al gran cataclismo medioambiental, producto de la convergencia de fenómenos naturales y, en menor medida, por otros causados por el hombre que se produjeron más o menos al mismo tiempo hace unos 540 años atrás, en los inicios del siglo XXI.
-Zoltan, antes de que sigas ¿Por qué nuestro pueblo se llama Atlantis? Pregunto Lauren.
-Pues se llama Atlantis en honor a Sir Francis Bacon, un famoso filósofo, científico y escritor inglés del siglo XVI, XVII, quien escribió un libro llamado “La Nueva Atlántida”. Ahí narraba la historia de una ciudad, situada en una región del mundo desconocida, en la que se desarrollaba una nueva sociedad totalmente distinta de las que prevalecían en esa época, donde los hombres vivían felices. La finalidad de esa comunidad tal y como lo expresaba Bacon, era la “búsqueda y obtención del conocimiento de las causas y movimientos secretos de las cosas, así como la ampliación de los límites del imperio humano para hacer posibles todas las cosas”. Así pues, la Atlantis actual, es una nueva sociedad donde hemos hecho posible el sueño de Bacon, ya que vivimos felices haciendo con nuestra mente que todas las cosas sean posibles.
-Pero volvamos al relato. Todo comenzó alrededor de 300 años antes del colapso, en el siglo XVIII, en lo que en la historia de la humanidad se conoce como la Era Industrial. Los seres humanos de esa época iniciaron un proceso de total transformación de los medios para producir y fabricar cosas, con grandes inventos que le permitieron al hombre ejercer rápidamente un cierto dominio de la naturaleza y de casi todas las formas de vida del planeta, ya que se aceleró bruscamente la construcción de un mundo artificial, paralelo al mundo natural que llevó a la humanidad a comprometer seriamente el desarrollo de la vida en la Tierra.
-Según mi padre, Alessio, quién era un entusiasta amante de la historia, me decía cuando yo era niño y paseábamos por los jardines y parques de Atlantis, que durante esa época, se crearon grandes máquinas para movilizar a personas y mercaderías. Esas máquinas fueron los trenes y los barcos que eran impulsados por vapor de agua, una nueva tecnología que se había inventado. Más tarde aparecieron los automóviles y también los aviones con los que se podía volar imitando a las aves. Todos estos medios de transporte permitieron al hombre acortar las distancias entre los países y localidades distantes, así como también disminuir los períodos de tiempo que tomaban los traslados de un lugar a otro. Y así fue como el hombre pudo cumplir un viejo anhelo: tener un mucho mayor control sobre el tiempo y el espacio.
-A propósito, si ustedes quieren ver e incluso tocar estas máquinas de transporte, les sugiero que visiten el museo y la biblioteca histórica de Atlantis, ya que ahí podrán encontrar fotografías y una exhibición, no sólo de éstos vehículos a los que hice mención, sino también varios otros tipos de transporte, como helicópteros, aviones pequeños y otros utilizados por la milicia de la época que fueron guardados y conservados en el refugio construido para sobrevivir a la catástrofe y ser utilizados en el futuro por los sobrevivientes cuando ésta hubiera terminado.
-En paralelo a la creación de éstas grandes máquinas, se inició la explotación masiva de minerales y se construyeron grandes refinerías para procesarlos y enormes fábricas donde se elaboraban diferentes tipos de productos, de maquinarias y donde trabajaba una gran cantidad de personas para fabricarlos.
-Así fue que de pronto, todo cambió, todo se aceleró como nunca antes había sido hecho. Cambió la forma de organizarse, la forma de trabajar, las necesidades de las personas, la economía, la forma transportarse, la producción y acceso a la comida, al dinero, y por sobre todo cambió la forma de relacionarnos entre nosotros mismos, como seres humanos y con nuestro medio natural. Todos esos cambios generaron un tremendo deterioro de nuestro planeta, la Madre Tierra, ya que comenzamos a vivir “de ella”, a explotarla, en vez de “vivir en ella” en armonía, respetándola.
-En una oportunidad, mi padre me contó que en una de sus consultas acerca de la historia de esos años en los archivos Akashicos, no sólo pudo ver, sino que también experimentar los efectos de la contaminación ambiental en una ciudad llamada Beijing del país de China, donde el aire estaba tan contaminado que en algunas oportunidades era prácticamente imposible ver más allá de los 20 metros y le producía a las personas una gran irritación de sus ojos, además de variadas enfermedades oculares y respiratorias. Y lo más curioso, según decía Alessio, es que parecía que los seres humanos se habían acostumbrado a esa situación y no hacían mucho por cambiarla y, así como en China, la contaminación ambiental seguía aumentando en todos los países y continentes del planeta, muy velozmente.
-Y los hombres ignorantes e insensibles de esos tiempos, continuaron contaminando el aire y el agua con los desechos de sus fábricas, de sus maquinarias, de sus medios de transporte. Lugares que eran hermosos y exuberantes en formas de vida fueron desapareciendo lenta, pero inexorablemente, producto de la tala indiscriminada de los bosques para transformarlos en terrenos para la producción masiva de productos agrícolas y ganaderos, o para la construcción de fábricas o urbanizaciones donde la gente pudiera vivir.
-Mi Madre, Imara, cuya especialidad era ayudar a los seres vivientes del mundo vegetal y animal a prosperar en la nueva Tierra, también nos contaba a Sza Sza y a mi, que los humanos contaminaron los alimentos que venían de la tierra por el exceso de pesticidas y otros variados productos químicos que se utilizaban para combatir las plagas de insectos y enfermedades de las plantas.
-Con el afán de producir más y de alimentar a más personas, idearon nuevas técnicas para preservar los alimentos naturales. Uno de los métodos fue la aplicación de frío y el uso de algunos químicos y, la otra, fue mediante el desarrollo de lo que se llamaron los productos refinados, los que consistían en alimentos a los que se les sacaban sus nutrientes naturales y luego se les añadían nutrientes artificiales y otros ingredientes contaminantes. Estos métodos produjeron una degradación del poder alimenticio de los alimentos y se convirtieron en generadores de toxinas para el cuerpo humano.
-También nos decía mi madre que en los últimos años del siglo XX se comenzó a practicar la transgenia, una práctica que consistía en manipular genéticamente las semillas de plantas para hacerlas más resistentes a las plagas o a condiciones medioambientales extremas, así también, como a la manipulación genética de animales para la creación de clones, afectando negativamente la biodiversidad de la flora y de la fauna lo que causó serios trastornos en la ecología y en la cadena alimenticia de los insectos y animales que vivían de ellas. Las abejas, por ejemplo; las grandes polinizadoras naturales, comenzaron a morir y a desaparecer, y los seres humanos tuvieron que idear nuevos métodos de polinización con un tremendo costo en recursos y dinero, para lograr sólo una ínfima parte del trabajo que hacían miles de millones de abejas que murieron por culpa del hombre.
-Zoltan, intervino Roseline, otra de las niñas que formaba parte del grupo de clase, ¿Puedo aportar algo?
–Por supuesto dijo Zoltan.
-Es que quería decir que mis padres también me comentaron cuando era más pequeña que los humanos contaminaron la carne de los animales que consumían como alimento, porque para hacerlos engordar más rápido les daban una gran cantidad de sustancias que se llamaban antibióticos y hormonas, a parte de los pastos que era su comida natural, lo que causó que los seres humanos, más tarde no pudieran defenderse apropiadamente de las enfermedades infecciosas porque se habían vuelto inmunes a los antibióticos que se utilizaban para combatirlas, por el hecho de consumir carne animal, que estaba llena de esos productos.
–Efectivamente Roseline, así fue. Gracias por tu aporte.
-Zoltan, Zoltan… ¿Y qué son las enfermedades infecciosas, los antibióticos y las hormonas? Y… ¿Por qué hacían engordar a los animales y cómo es que la gente se hizo inmune a ellos? Pregunto Amanda.
-Amanda, ¿Cómo quieres que lo explique… telepáticamente o con palabras?
-Prefiero con palabras, aunque sea más díficil de explicar y de entender, respondió Amanda esbozando una sonrisa de complicidad con sus compañeros.
-Pues que así sea. ¿Todos están de acuerdo? -¡Sí!, dijeron todos al unísono.
-La enfermedad, Amanda, comenzó a explicar Zoltan, y como todos ya deben saber por sus clases de bienestar integral que incluye lo corporal, mental, emocional y espiritual, es un estado de desarmonía de la mente, de las emociones y del cuerpo con respecto al cumplimiento de las leyes naturales y espirituales, situación que prácticamente y afortunadamente ya no ocurre en nuestra sociedad. La enfermedad provoca una falla en la mente y/o en el cuerpo, generando malestar, dolor y disminución de la energía, lo que podría llegar a producir la muerte prematura de un ser, dependiendo del grado de avance que tenga el deterioro causado y, de si se tomaron o no, las medidas para recuperar la armonía perdida.
-Las enfermedades infecciosas, por su parte, también son estados desarmónicos pero que más específicamente afectan al sistema inmunológico, haciéndolo incapaz de defenderse apropiadamente o de contrarrestar a los microbios; unos seres vivos, extremadamente pequeños, que pueden ser bacterias, hongos o parásitos, cuyos cuerpos están constituídos de una o más células, los cuáles pueden vivir al interior de un cuerpo o pueden provenir desde otros seres vivos, y que en algunos casos, si el sistema inmune no está funcionando bien, estos proliferan en demasía y generan las infecciones. También hay otros organismos llamados virus que no son una célula viva, sino que son pequeños pedazos de material genético como ARN (ácido ribonucleico) o ADN (ácido desoxirribonucleico) y, por tanto, no se les puede considerar como seres vivos propiamente tal, ya que no tienen un cuerpo como lo tiene una célula ni tampoco pueden reproducirse directamente, sino que necesitan introducirse (infectar) en una célula para poder hacerlo.
-Como los seres humanos de esos tiempos no sabían que las enfermedades se producían por estados desarmónicos mente-cuerpo, ni conocían prácticas espirituales para recuperar la armonía y en consecuencia, la salud, pusieron toda su atención en el desarrollo de medicinas o remedios para combatirlas. De ahí nacen los antibióticos, cuyo nombre significa anti-vida, porque al ingerirlos matan a todo tipo de organismos (buenos y malos), especialmente a las bacterias, no así a los virus.
-¿Te queda claro hasta aquí Amanda? –Creo que sí, Zoltan.
-Vamos entonces con las hormonas. Estas son sustancias que hacen de mensajeras químicas a través del cuerpo, las que son creadas y segregadas por las distintas glándulas que forman parte del sistema endocrino de los seres vivos del reino animal (glándulas suprarrenales, páncreas, tiroides y paratiroides, pituitaria, pineal, timo y las glándulas reproductivas) las que circulan por la sangre viajando hacia los distintos órganos, tejidos y células del cuerpo. Su función principal es controlar y regular el funcionamiento del cuerpo.
-¿Voy contestando a tu pregunta Amanda? Si Zoltan, muchas gracias.
-Bien, sigamos adelante. Ahora viene la cuestión de por qué los antibióticos y las hormonas hacían engordar a los animales y por qué los seres humanos se hicieron inmunes a los efectos de los antibióticos.
-En el sistema digestivo de los animales y también de los seres humanos, viven algunas bacterias consideradas “buenas” porque no generan enfermedades, sino que muy por el contrario, realizan una función que ayuda a la digestión y absorción de los nutrientes que son introducidos al cuerpo mediante la ingesta de alimentos. ¿Pero qué pasa con el uso constante de antibióticos? Pues ocurre que éstos van matando sistemáticamente a todo tipo de bacterias, tanto las buenas como las malas, produciendo así un desequilibrio digestivo que favorece la acelerada asimilación de los carbohidratos (azúcares) contenidos en los alimentos, haciéndolos engordar.
-Las hormonas, que como ya dije son diferentes sustancias químicas que actúan como mensajeras en el cuerpo, influyen en el aumento del apetito, en el metabolismo y en la distribución de la grasa corporal, por tanto, cuando se les daban hormonas a los animales, mezcladas con los alimentos, lo que se hacía era sobrecargar todos sus sistemas vitales, produciéndoles serios desequilibrios, haciendo que comieran más, quemaran muy pocas calorías y generaran mucha grasa corporal.
-Así que, todo ese exceso de antibióticos y de hormonas que se les daba a los animales, eran a su vez ingeridos por los seres humanos que comían esos productos cárneos para alimentarse, causándoles diferentes tipos de consecuencias negativas para su salud. En el caso de las hormonas, trastornos al sistema endocrino humano (obesidad). En el caso de los antibióticos, resistencia a éstos, ya que las bacterias, como una forma de defensa, mutaban haciéndose más resistentes a los efectos de esos medicamentos, los que cuando eran utilizados para combatir una enfermedad microbiana en una persona, ya no tenían el efecto esperado, causando enfermedades graves y muchas veces la muerte.
-¿Está más claro ahora para todos este punto? Pregunto Zoltan.
– ¡Si!, dijeron sus estudiantes.
-Entonces, sigamos adelante…
-Todos los océanos se contaminaron, principalmente con los desechos de los barcos que transitaban por sus aguas y por la gran cantidad de contaminantes que les llegaban a través de los ríos que desembocaban en ellos, que a su vez, se contaminaban con la mugre que vertían las fábricas y la red de alcantarillados de las ciudades. Así que todos los productos marinos que comían los humanos estaban contaminados.
-Y así, los humanos fueron progresivamente contaminando consistentemente sus cuerpos con alimentos de mala calidad, llenos de toxinas y con la adopción de una práctica que se llamó “sedentarismo”. El ser humano dejó de moverse naturalmente, caminando o corriendo, lo hacía en automóviles, en motocicletas, en aviones. Cada vez hubo menos necesidad de caminar y de hacer ejercicio, ya que todo estaba al alcance de la mano y, cómo había mucha comida, la gente satisfacía sus necesidades alimenticias con abundancia y hacía poco ejercicio físico, provocando una sociedad de gordos envenenados, de gente con sobrepeso y aparecieron nuevas enfermedades que llamaron degenerativas, como las enfermedades cardiovasculares, los diferentes tipos de cáncer, la diabetes, la osteoporosis, la artritis y tantas otras enfermedades que se hicieron muy comunes en un momento de nuestra historia.
-Las ciudades crecieron y crecieron, transformándose en lugares donde vivía mucha gente, toda hacinada, llenas de ruido, de aire contaminado, de estrés, de violencia, de mucha violencia, donde sólo unos pocos tenían acceso a una calidad de vida aceptable. De mil millones de seres humanos que habitaban el planeta cuando comenzó este cambio, 7 mil millones eran al cabo de 300 años. 7 mil millones de personas que el planeta tenía que alimentar, 7 mil millones de personas cuyos desechos debían ser reciclados diariamente y satisfacer las necesidades depredadoras de esas 7 mil millones de personas basadas en la promesa de lo que los seres humanos llamaron, “Progreso” y estas cantidades siguieron aumentando.
-Muchas veces escuche a mi padre, Alessio, decirle a mi madre, que le impresionó mucho la capacidad que tenían las personas de esos años, para inventar nuevas cosas, y de la velocidad con que se desarrollaban, ya que cada vez eran más cortos los ciclos de tiempo entre que se ideaba una nueva maquinaria o una nueva tecnología y ésta se transfería a los lugares donde la gente pudiera adquirirlas y consumirlas. Se creó una sociedad extremadamente materialista, todo comenzó a perder su verdadero valor, todo se convirtió en un negocio, todo tenía precio, todo se podía comprar, sólo el dinero tenía valor.
-Y como les dije al principio de este relato, los seres humanos comenzaron a incomunicarse entre ellos mismos, a pesar que tenían aparatos que les permitían estar comunicados al instante. Las familias ya no tenían tiempo para estar juntas, para compartir, para hablar, para prodigarse cariño. Las relaciones humanas se tecnificaron, se hacían por teléfono, por telefonía celular o satelital, por correo electrónico, por internet, medios que son hoy totalmente desconocidos para nosotros. Y…
Zoltan hizo una pausa en su relato y por un instante recordó a sus padres; Alessio e Imara y en lo importante que habían sido para él. Los echó de menos y también echo de menos sus conversaciones, su cariño, sus atenciones, sus paseos. Imara, su madre, era una mujer muy hermosa, alta, rubia, con unos intensos ojos verdes, de una voz ronca, sugerente y cariñosa, que siempre estaba dispuesta a atender y apoyar a sus hijos, a su esposo, a la comunidad y a todos los seres vivos con los que interactuaba y era muy respetada en Atlantis por haber desarrollado una especial afinidad y comunicación telepática con todos los seres vivos del mundo vegetal y animal, lo que le permitía poder orientarlos y ayudarlos en su evolución, aquí en este plano terrestre. Cada vez que se acercaba a alguna planta o árbol, le respondían gustosos inclinando sus flores o sus ramas hacia ella, para que las tocara, para tener la experiencia de intercambiar caricias, de demostrarse físicamente cariño. Lo mismo sucedía con los animales y aves. Ellos también se le acercaban, mansamente, sin temor, para compartir cariño, para aprender alguna cosa. Era realmente increíble verlo.
Alessio, su padre, venía de la línea de la familia Oversen, cuyo bisabuelo fue Ivo Oversen, el gran transformador de la raza humana, el creador de esta nueva sociedad basada en el uso de la mente, sostenida en el amor y fundador de Atlantis. El apellido original de esta línea familiar era Iversen, de origen sueco, el que por un error de escritura al solicitar sus documentos de residencia, que eran los que le permitían a un extranjero permanecer en un paìs que no era el suyo, le fue cambiado a uno de sus ancestros que migró del país de Suecia al país de Alemania en el año de 1961, quedando como Oversen. Su padre tenía la típica contextura nórdica vikinga; alto, rubio, corpulento, al que siempre le interesó la historia y establecer contacto, tanto físico como mental con otros seres, ya fueran de otros planetas o de otros planos o dimensiones de existencia. De hecho, en Atlantis, él hacía esta labor diplomática científica de forjar nuevas relaciones inter-espacio-dimensionales. Como padre, siempre fue un hombre cariñoso, juguetón y un gran conversador. Le gustaba jugar con sus hijos y hacer paseos. El se sentía muy pleno al estar en contacto directo con la naturaleza.
-Zoltan, dijo Lauren, sacándole del recuerdo de sus padres, perdona, es que te quedaste en silencio.
-Ah, si, mis disculpas, es que me quedé pensando por un momento en mi familia. Continúo…
-Y fue así, que producto de todos los avances científicos y tecnológicos que se sucedían unos tras otros, es que los humanos comenzaron a poner toda su atención hacia fuera de ellos, estaban absortos con las maravillas que les presentaba un falso progreso basado en estos desarrollos que los hacía extremadamente dependientes y esclavos, y se olvidaron de ellos mismos, de mirar hacia su interior, de aquello que nos mantiene conectados con lo divino, con el resto de los seres, con el universo, con el medio natural donde vivimos, y los humanos se desequilibraron y se perdieron, perdieron el rumbo, el verdadero sentido de la vida.
-Mayla, mi esposa, a quien también le gusta la historia y su especialidad es el estudio de las guerras, no sólo las que habían ocurrido en nuestro planeta, sino también las de otras civilizaciones extraterrestres, me explicó que las guerras en la Tierra de esos tiempos se hicieron mucho más violentas, más destructivas, ya que se habían inventado armas cada vez más sofisticadas y con un mayor poder de destrucción. Una de esas armas fue la bomba atómica, la que fue lanzada en el año 1945 en dos ciudades de un país llamado Japón, específicamente en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, donde murieron más de 300 mil personas en un instante y quedaron miles de heridos y siguió muriendo gente durante varios años después producto de la radiación (emisión remanente de energía atómica como resultado de las explosiones que es muy dañina para la vida). Cuando vi esto en los archivos Akashicos, fue algo verdaderamente terrible, de una destrucción tremenda que me generó una intensa sensación de angustia y desolación. Tal era su poder de destrucción que afortunadamente no volvieron a usarse, pero varios países construyeron muchas de ellas para utilizarlas como parte de una estrategia disuasiva para mantener la paz entre las naciones.
-También me decía Mayla, que se desarrollaron armas químicas en forma de gases venenosos, las que fueron utilizadas en varias guerras. El espacio exterior tampoco estuvo exento de la militarización, ya que; se construyeron satélites que mediante el uso de rayos láser podían destruir a otros satélites, generando así caos en la tierra ya que se perdían aparatos que permitían a los humanos predecir el clima, ubicarse por medio de la geolocalización y tantas otras aplicaciones. Las armas bacteriológicas también tuvieron su protagonismo y aunque tuvieron un afán más bien disuasivo sólo por el hecho de poseerlas. Afortunadamente, nunca se usaron. No obstante algunos creían que varias enfermedades virales nuevas que aparecieron en escena a finales del siglo XX y principios del XXI, provenían de los laboratorios militares: tales como el sida, la gripe aviar y la gripe porcina.
-Se crearon también otros tipos de armas, muy avanzadas, utilizando los principios del electromagnetismo, con las que se podía manipular el clima, generar terremotos y alterar la conducta humana.
-Y el ser humano, según creía, comenzó a vivir una época de oro desde el punto de vista material, pues se hicieron estos grandes avances tecnológicos que dieron la sensación de tener una mayor calidad de vida y progreso y, aunque había más de mil millones de personas que vivían en la pobreza, en el mundo había abundancia, parecía que la gente vivía mejor. Pero no fue la abundancia y la tecnología lo que hizo colapsar al hombre y su medio ambiente, fue la poca sabiduría para hacer un buen uso de ellas. Si, la sabiduría. El hombre se encegueció con su inteligencia, se convirtió en un ser arrogante, se creyó Dios, ya que creía poder controlar a la naturaleza a su antojo. Pero se olvidó que él era el resultado de esa misma naturaleza que lo había creado, que era parte de esa energía creativa universal que en sí misma es sabia, y aunque hubo intervención de otros seres en su creación como ser humano propiamente tal, fue eso lo que los llevó, en parte, al colapso final. Porque fue esa arrogancia y ese materialismo exacerbado, lo que les impidió ver y entender lo que pasaba, lo que les impidió cambiar el rumbo y tomar las salvaguardas necesarias.
-Zoltan, después de los que nos has contado, parece que nosotros los humanos éramos gente realmente muy mala en esa época ¿Verdad?
-No realmente Ergon, lo que pasó es que los hombres de esos años eran ignorantes. Ellos desconocían el verdadero mundo de la mente, de lo divino, de lo espiritual que esta presente en toda la creación, del amor universal que lo aglutina todo, pero que ellos no podían sentir ni ver con sus sentidos ordinarios. Había una falla en sus cuerpos que afortunadamente ya fue reparada. Pero sigamos adelante con la historia…
-La contaminación atmosférica producida principalmente por los combustibles fósiles que se utilizaron después del vapor y que provenían del uso del carbón y del petróleo, con los que se movían las fábricas y los medios de transporte, ayudaron a generar un efecto invernadero. El cual fue ocasionado por el sobre exceso de contaminantes lanzados a la atmósfera que hicieron de barrera para que el calor del planeta pudiera salir al espacio exterior, y por otra, por el aumento de la actividad solar que también colaboró al incremento de la temperatura promedio en más de 2°C en todo el planeta, provocando que cambiara la fisonomía de la Tierra. Así lugares que eran vergeles se fueron secando, otros que eran fríos se templaron, pero los peores efectos se produjeron en el mar y en los polos. Producto del aumento de la temperatura de las aguas marinas, el plancton y las algas comenzaron a sucumbir afectando toda la cadena alimenticia marina, diezmando las poblaciones de peces por la falta de alimentos. Los hielos de los polos se derritieron haciendo crecer el nivel de las aguas del mar, las que terminaron inundando varias de las ciudades costeras del mundo.
-Así mismo, otros gases como los fluorocarbonos, también producidos por el hombre, deterioraron a tal nivel la capa de ozono que protegía al planeta de la radiación ultravioleta del sol, que ésta dejó casi de existir, dejándonos expuestos a esa radiación, generando la proliferación de enfermedades como los cánceres a la piel en todos los seres vivos y destruyendo mucha de la flora y fauna planetaria. Todo esto hizo aumentar enormemente la mortandad de los seres humanos, de los animales y de las plantas y afectó nuevamente a toda la cadena alimenticia de todos los seres vivos del planeta, produciendo efectos combinados que se fueron potenciando día a día y que los hicieron imparables e inmanejables.
-Para colmo de males, tres fenómenos naturales, que de acuerdo con lo que sabemos hoy, también son cíclicos en el tiempo, coincidieron en su manifestación con la crisis ambiental producida en parte por el hombre y contribuyeron a darle mayor velocidad y dramatismo al desastre final. Me refiero a la disminución del campo magnético terrestre, que es el que permite desviar la radiación solar que llega al planeta y que hizo que ésta llegara con mayor fuerza y generara una mayor destrucción de la vida. A la inversión de los polos magnéticos y, por último, al considerable aumento de esta misma radiación solar que ya los científicos de la época sabían y habían comprobado que influía sobre el clima de la Tierra que, combinada con el incremento de la temperatura media del planeta generada por los seres humanos y por este fenómeno solar, provocó serios efectos climáticos, generando huracanes y tifones que arrasaron zonas completas de las costas en todos los continentes, y a esto se sumó la inversión de los polos magnéticos que produjo grandes terremotos y maremotos que mataron a grandes cantidades de personas.
-Así fue, que finalmente, nuestra estrella central, el sol que nos daba la vida, comenzó a darnos la muerte y los seres humanos tuvieron que enterrarse y vivir a muchos metros bajo la superficie del planeta para poder sobrevivir.
-Miles de millones de personas murieron rápidamente, fundamentalmente por la radiación solar, por los desastres naturales y por la falta de alimentos, ya que esa misma radiación mató también a todos los otros seres vivientes, incluida las plantas. La superficie del planeta se convirtió en un desierto, nada lograba sobrevivir en la tierra. Y si bien los mares no se secaron, la vida que había en ellos desapareció casi por completo. Sólo lograron sobrevivir las formas de vida que habitaban las grandes profundidades. Todo lo demás pereció.
-Los seres humanos que lograron sobrevivir fueron tan sólo unos pocos en cada uno de los países que existían en esa época y, lo hicieron, utilizando viejos edificios subterráneos construidos para una eventual guerra nuclear y otros especialmente diseñados para resistir la catástrofe. Los que sobrevivieron, los habitaron por más de 400 años antes de poder volver a la superficie. Su vida fue muy dura, por la escasez de alimentos, de agua, de medicinas, de cosas básicas para la vida y también por las constantes luchas internas de poder que se daban en cada uno de esos grupos, producto de la escasez, el hacinamiento y la falta de esperanza en el futuro. Aunque muchos de los que se enterraron murieron, algunos lograron sobrevivir y crear una nueva sociedad, totalmente diferente a la anterior, basada en el principio de la conectividad universal.
-¿Y qué es ese principio de la conectividad universal Zoltan? Preguntó Koken…
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