¡Hola! Aquí nuevamente haciéndome presente, desde un Santiago de Chile, frío, nublado y con aspecto de lluvia inminente. Para muestra, un botón.

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Durante la semana, Mabm se hizo seguidora de mi blog. Ella se define como una tejedora de palabras, calificación que define muy bien su habilidad, ya que me parece muy buena en lo que hace. Ella escribe cuentos cortos y poemas siendo su estilo muy fluido y agudo. Les recomiendo que visiten su blog.

Y bueno, leyendo algunas cosas de Mabm me encontré con un escrito cortito sobre la Serendipia (https://wordpress.com/read/blogs/96587167/posts/4320), concepto que se le conoce por ser un proceso accidental e inesperado por medio del cual hacemos descubrimientos que no estábamos buscando, escrito que me inspiro para escribir acerca de ella porque descubrir lo que no se busca requiere de una gran capacidad de atención, característica muy marcada en las personas creativas.

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Horacio Walpole, político, escritor, arquitecto y IV conde de Orford

La palabra Serendipia proviene del inglés “Serendipity” y fue acuñada por Horacio Walpole, político, escritor, arquitecto (un creativo) y IV conde de Orford, quien reconocía en sí mismo un talento para encontrar lo que él necesitaba justo en el momento preciso. El hecho que marca el nacimiento de esta palabra es el regalo de un retrato de una gran duquesa, a quien Walpole había admirado desde hacía mucho tiempo, el cual recibió de parte de su primo lejano que vivía en Florencia, Italia. Horacio necesitaba un escudo de armas con elementos específicos para decorar el nuevo marco de la imagen de la Duquesa y accidentalmente encontró en un libro viejo lo que estaba buscando.

El 28 de enero de 1754, Walpole, encantado con esta coincidencia, le escribió a su primo, Horace Mann dándole un nombre a su habilidad de encontrar cosas en forma inesperada como Serendipia. El nombre lo tomó de un cuento de hadas llamado “Los Viajes y Aventuras de Tres Príncipes de Sarendip”. Sarendip (o Serendib) es un antiguo nombre de la isla Sri Lanka en la costa sur de India. El rey de la fábula reconoce que la educación requiere algo más que aprender de los libros, así que envía a sus hijos fuera del país para ampliar su experiencia en el mundo. (Tara MacIsaac, Periodista y Dr. Bernard Beitman – Vea su blog, Conectándose con la Coincidencia, para aprender más sobre Estudios en Coincidencia).

Existen muchos ejemplos de serendipia muy bien documentados, sobre todo en el ámbito científico, mucho de los cuales pueden encontrar «googleando» en internet. Pero, al igual que Horacio Walpole, muchos de nosotros hemos tenido la experiencia de encontrar lo que necesitábamos justo en el momento preciso, solo es cuestión de detenernos un momento y recordar.

Tomoshige Hori

Pero yo quiero hacer referencia a un caso de Serendipia de los años 80 que me impacto en esa época y que más tarde se incorporó como ejemplo de creatividad empresarial en el libro: Creatividad Empresarial de Sam Stern y Alan Robinson. Me refiero al caso Tomoshige Hori, quien nunca perdió el temple para seguir adelante y hacer un aporte relevante a la industria de los quesos, he aquí la historia de su descubrimiento inesperado.

En Abril 1980, Tomoshige Hori, investigador de Snow Brand Milk Products (SBMP) – Empresa Japonesa de Lácteos, fue a un simposio en Tokio sobre las propiedades termofísicas de los materiales y asistió a una de las conferencias sobre la manera de medir la conductividad térmica de un líquido usando un alambre caliente por el que pasaba una corriente eléctrica”. El tema no tenía nada que ver con su campo de investigación, sin embargo decidió experimentar en su laboratorio de SBMP. En vez de usar agua decidió usar leche, y con aparatos que el mismo construyó comenzó a medir la conductividad térmica.

Una tarde salió de su laboratorio y olvidó apagar el interruptor de la corriente eléctrica del alambre de platino. Cuando regresó la leche se había cuajado. Normalmente bastan 20 segundos para medir la conductividad térmica, pero Hori, había dejado puesto el calor por varias horas. Cuando vio la gráfica, notó que en un punto la temperatura del alambre caliente había sufrido un gran cambio. Dedujo que ese salto en la temperatura había ocurrido en el instante en que la leche se cuajó. Hori sabía que el punto en que la leche se cuajaba estaba relacionado con la elaboración de quesos, aunque sabía muy poco de este proceso. Leyó acerca del tema y le consulto a algunos expertos en la fabricación de quesos de SBMP.

Averiguó que el monitoreo del grado de cuajadura de la leche es crucial para hacer un buen queso, y esto se hace mediante expertos que dicen en que momento debe cortarse la cuajada. Hori se dio cuenta de que su descubrimiento podría resultar en un proceso muy preciso y hasta automatizado para hacer buenos quesos. Decidió entonces comentar el descubrimientos a su equipo de trabajo, sin embargo las reacciones de sus jefes y compañeros no fueron alentadores. No obstante decidió publicar su hallazgo en una revista, el Journal of Food Science. Esta publicación generó un gran interés profesional. Hori presentó los resultados de su investigación a la dirección de SBMP y les mostró además las numerosas cartas de prominentes investigadores extranjeros. Finalmente después de 3 años desde que Hori asistió a la conferencia, SBMP le dio su apoyo y financiamiento para desarrollar el proyecto. Se necesitaron dos años más para que la idea pudiera usarse en la producción real de quesos y dos años más para obtener el apoyo del personal técnico de la fábrica.

Para 1988, ocho años después de la conferencia, SBMP había instalado alambres calientes de sondeo de tinas de cuajadura en todas sus plantas mecanizadas de Japón para fabricar queso. Hoy en Japón y en todo el mundo, se producen cientos de miles de quesos usando el proceso desarrollado por Hori. En reconocimiento a su creatividad en 1990 recibió el premio del instituto Nacional de Invención e innovación. Este descubrimiento ha tenido además aplicación para medir la viscosidad de tintas, pinturas y otros químicos y se está investigando poder medir la viscosidad de la sangre sin tener que extraer una muestra.

Muy bien por Tomoshige, por su capacidad de atención, por su perseverancia, por su resistencia a la frustración, a la incomprensión y por su firme compromiso con una idea que cambió la industria de los quesos. Así son los creativos innovadores, ¡No se doblegan!

Un abrazo. Si les inspiré, dejen su comentario o un me gustó

Esteban

2 respuestas a “Serendipia

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